Soy la Jazmín que comenzó este año brindando con la incertidumbre. La que decidió apostar, por más que perdiera contra ella misma.
Soy la Jazmín que viajó en colectivo cargando la torta favorita de alguien que amó mucho, para sorprenderlo después de un día de trabajo, por su cumpleaños.
Soy la Jazmín que ardió de fiebre un fin de semana largo, sin ningún tipo de diagnóstico más que emocional. Luchando además, con la ansiedad.
Soy la Jazmín comprensiva, que habló todas las veces que consideró necesarias en pos de solucionar un conflicto que ella en su interior, intuía que sucedía, esperando la respuesta contraria a su presentimiento.
Soy esa Jazmín responsable, que se levantó cada mañana temprano para cumplir con sus obligaciones aceptando que, con ganas o no, tenía que lidiar con lo gris de la rutina sin sentido.
Soy esa Jazmín dedicada que encontró su manera de demostrar amor, en cartas y en la cocina.
También soy la Jazmín malhumorada, que se peleó con cuanta persona pudo porque habitaba en ella un enojo incontenible con la realidad que la rodeaba. La que guardó su dolor en una cajita y lo adornó de rosa para dejarlo más bonito.
Soy la que lloró por las noches y se abrazó a su mamá para poder conciliar el sueño, mientras le pedía a la luna que no le de la espalda, a pesar de estar repitiéndole lo mismo, una vez más.
Soy la Jazmín que evitó darse cuenta de lo que pasaba y decidió evadirlo, aferrada resistiéndose.
Soy la que suplicó y le rogó a alguien que se quedara.
Soy la que se sintió sostenida por su papá mientras la cubría la desesperación de no saber qué hacer.
Soy la que cerró la puerta de calle, cuando recibió el no definitivo.
Soy la que esperó que el no, se convirtiera en si.
Soy la que no escuchó música por un largo tiempo porque cualquier tema la inducía al llanto.
Soy la Jazmín que por un largo tiempo se desconectó de todo para no sufrir, y la que enfrenta lo que venga.
Soy la que reflexionó cada día en pos de buscar una respuesta y resurgir del dolor.
Soy la que se levantó y comenzó a cuidarse, sabiendo que si no se cuidaba, nadie lo iba a hacer por ella.
La que se prometió hacer algo con todo lo gris, y transformarlo en algo bello.
La que se animó a enfrentar sus emociones, a cambiar su día a día.
Soy la Jazmín que se levanta y hace algo con lo que siente, pero también la que se abruma.
La que entendió que exigirse la perfección era abrazar a la angustia, y decidió relajarse.
Soy la que esperó a que una persona regrese, y la que ya no espera nada más.
Soy la que apuesta nuevamente a sentirse viva, a disfrutar de las pequeñas cosas.
Soy la que se percibía "vacía" y la que se mira al espejo totalmente orgullosa.
Soy la que aprendió la lección de leer entre líneas, como también la que se negaba a entender.
Soy la que se desgarraba por completo de dolor y la que por fin, unió pedacito por pedacito de su alma.
Soy la que se cuida y disfruta de estar acompañada, pero también de su soledad.
Soy la que no salía y la que ahora disfruta de llegar tarde a casa los fines de semana.
La que se animó a cosas nuevas, a salir de la estructura. La que comenzó nuevas actividades y decidió que el único camino era conocerse.
Soy la que disfruta de amar y sentirse amada, porque sabe que como ella, ninguna.
Soy la compañera, la que cebó mates en el club y la que ceba mates en la ruta.
Soy la que sintió un nudo en el pecho y la que camina liviana.
La que recibe el amor que dio de parte de todas las personas que comenzaron a rodearla.
Soy la que pedía por favor que le dediquen más tiempo y la que no piensa pedir nada más.
Soy la que pensó no ser suficiente y la que ve su compañía como una fortuna.
Soy la que agradece, la que sabe que su corazón es sincero.
La que se rehusó a un nuevo comienzo, y la que sabe que sólo lo mejor está por venir.
Soy la Jazmín que no se arrepiente de nada de lo que pasó, y sabe, que de las vivencias emergió su mejor versión.
Porque merezco lo mejor.
Para todo lo que fui, que gracias a eso, soy.
Gracias 2022.
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