En el mismo momento en donde callaste, entendí todo. No hacían
falta palabras, después de tanto tiempo de ruidos hirientes. Despacio te
fuiste, y yo simulé un olvido.
Caminando por las mismas calles que caminábamos juntas, juré
nunca más pensarte con dolor. Fuiste amor, un saludo repentino, años de amarte
sin pedir nada a cambio. Se ve que tanto dar, me terminó dejando vacía.
Callaste, y yo sólo quería
que me digas que todo iba a estar bien, que no ibas a tolerar toda la maldad
que nos rodeaba. Pero huiste, corriendo tan lejos de mí, que mi cuerpo cansado
no pudo alcanzarte.
Sé que la primera que
se despidió fui yo, de manera abrupta y repentina, y de verdad me entenderías si
te contara mis porqués. Sin embargo, cerré
la puerta ruidosamente, para que notaras que me estaba por marchar y nada
hiciste.
Te quise tanto, que hoy en día, me siento culpable de
quererte tanto, incluso, cuando esperaba que grites, y decidiste callar.
JAZMIN ORTEGA EDELWEIS
Comentarios
Publicar un comentario